Barcelona, Marzo 2001. El Copetín, bar de salsa en la llena plaza del Born, pura Bohemia. Por fin Barcelona se abre a otro tipo de ambiente, esta Barcelona cosmopolita que se llena de gentío de todas partes de Europa, de hermanos de Brasil que nos regalan de su Capoeira, y de todos estos caminantes y peregrinos que luchan por sobrevivir en esta aturdida ciudad.
Y yo ahí en medio de las estruendas melodías que se escuchan desde cada taberna. Y Esther, y Manel. Copas y Risas. Simplemente multitudes de Copas y Risas. Quizás más de la cuenta. Y esos sueños que le describo sobre una posible escapatoria hacia Sudamérica, sobre como mis ojos están rebuscando infatigablemente nuevas miradas, nuevas sensaciones, y sobre como mis sentidos acrecientan el reclamo de nuevas aventuras fuertes en sensaciones.
Por eso esta noche le vuelvo a ilustrar a Esther como el libro Pura Vida de Mendiluce acaba de fortalecer mis pensamientos de evasión y que escaso tiempo me queda por Europa.
¿Cómo he llegado a estas reflexiones? Creo que el tiempo me dará respuesta. Eso espero. ¿Porqué la vida que nos parece a veces tan clara de repente se nos transforma en un cosmos de incertidumbres?, un poco como dice Johnnie Walker, mi compañero de batallas nocturnas: "Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas de pronto cambiaron todas las preguntas".
Y si me decido a partir de hoy a deslizar de vez en cuando la pluma sobre un pétalo de papel, es sencillamente para relatarles algún capitulo de mi historia, la que os narraré a partir de ahora, y mi historia se inició de esa forma.
Por ello os invito a todos a compartir conmigo mis aventuras, todos mis momentos de felicidad y tristeza vividos a través mis viajes, toda esa gente que tuve la suerte de conocer, gente que sufre, gente que ríe, gente que vive, gente que me entrega su corazón a cambio del mío, en definitiva momentos y personas que me están ofreciendo Centro América, Caribe y México.
Miguel Habana.